domingo, 14 de noviembre de 2010

viernes, 21 de septiembre de 2007

Atávico: Relativo al atavismo.
Atavismo: Tendencia a imitar costumbres anticuadas o en desuso.

Resulta difícil imaginar el cúmulo de sensaciones vividas por el europeo que
tras el desembarco en la Isla, se encuentra con el habitante aborigen.

Qué temblores provocaría en ese hombre del umbral del Renacimiento, la
aparición de un semejante que en el territorio insular aún vive en la noche
del neolítico.
Más de medio milenio ha transcurrido entre aquel momento y nuestro presente;
tiempo remoto que persiste en dejar su huella, mostrándonos objetos
y símbolos de la cultura aborigen de nuestro archipiélago.
Los objetos prehistóricos nos hablan de cómo vivían, mientras que sus símbolos
son llaves que nos abren las puertas para acercarnos a su representación
del mundo.
Los grabados rupestres, presentes en todas las Islas Canarias, configuran el
referente de primera mano que nos permite la libre interpretación, que de
la representación del mundo tenía el aborigen. Las múltiples recreaciones
artísticas que sobre los mismos se han realizado así lo demuestran.
Al igual que artistas y creadores como Manolo Millares, Martín Chirino,
Néstor Torrens… y tantos otros; Julio C. Ossorio, tras hacer acopio de los
materiales necesarios, regresa a su cueva, y eligiendo cuidadosamente sus
herramientas, con una clara intención atávica, reinicia pacientemente esa
obra siempre inacabada, aquella que su ancestro comenzó a elaborar sobre
piedra, pretendiendo explicarnos a todos cómo concebía el mundo.

Severo de la Fe Hernández

Julio César OSSORIO

OSSORIO
Pintor autodidacta con formación en la escuela publicitaria como dibujante, centra su creación artística a partir de 1992 en la investigación del arte rupestre universal. Tras una itinerancia por las técnicas académicas, Ossorio toma contacto con nuevos materiales y los plasma como consecuencia de una línea de investigación en la que la arqueología, los estudios de prehistoria y la experiencia artística de primera mano en yacimientos son cómplices de la evolución de su pintura. Actualmente son un "pretexto para la mentira" según el Doctor Rafael Verde, y es que el intelecto deja de existir desde el momento en que comienza la ejecución de sus sueños. En esta serie primitiva destellan las maneras contemporáneas en una lucha intrínseca con la forma primaria que se destila y bifurca hacia la deformación de lo simplificado. Ahora no existe el tiempo sino el momento, quizá un despiste Atávico fugaz para luego detenerse en el presente.